Unos apuntes

Mi punto de vista sobre el arte es muy estrecho. Sin embargo, tengo un concepto básico sobre él y su ejecución. El arte, en cualquiera de sus disciplinas o manifestaciones, es un acto, una descripción que está vinculada con el corazón humano. “El corazón es la personaridad, la distinción y el espiritu. Es decir, expresar es mostrarme yo mismo, dejar una huella de mí”. Pienso en el caso de pintar una flor. Pinto la flor, no para copiar simplemente el aspecto que veo. Lo importante es la influencia que mi corazón y pensamiento recibió de la flor. La pintura no intenta copiar la flor que está delante de los ojos, sino manifestar mi flor, la que nace en mí. La línea es lo heterogéneo, el enlace entre inteligencia y la emoción. Para conseguir mostrar esa línea, tengo que centrarme en un solo punto: cómo siento y cómo manifiesto mi corazón.

Lo mediático provoca que los seres humanos no sepamos apreciar más allá de lo visible: las simples caretas. Lo que sentimos no debe reducirse a una simple sombra, un efecto falso como la imagen lanzada por el proyector. Sino a buscar la esencia, o interpretarla. No sé exactamente qué es la esencia, porque no es algo tangible, ni existen definiciones absolutas sobre ella, pero creo que está más allá de los sentidos y primeras percepciones. Mi cara, la materia, no soy yo. Yo soy un todo más complejo. Un yo que está integrado por espíritu, juicios y sentimientos. Los sentidos ayudan superficialmente a entender las cosas, pero son engañosos y sólo muestran una sombra de ellas. Los sentidos muestran la materia, el efecto. Éstas son cambiables y no son absolutos como lo aparentan a primer vistazo. En ellos no está la esencia. Para mí el arte es un método de acercamiento para entender, interpretar o indagar en la esencia de las cosas.

Conocemos el tiempo sólo por palabra, porque lo vivimos, porque transcurre. El tiempo es el presente como una superficie. Pero un paso más allá de eso, busco mostrar con mi obra la circulación constante entre el pasado y futuro en el presente. Sin el pasado no puedo ser lo que soy y crear lo que busco. Lo mismo pasa con nuestro futuro. Los tres tiempos son anillos indivisibles que crean lo tangible y,por lo tanto, nos definen.